Carretera y manta: Costa Azul & Alpes

El viernes salimos de trabajar sobre las 18h pero quisimos empezar el viaje para adelantar algo de kilómetros. Nuestra primera parada fue Zaragoza. (Ver Post)

El sábado nos levantamos prontito, teníamos 600km por delante hasta llegar a Montpellier. Me sorprendió muchísimo para bien; sólo estuvimos una tarde paseando pero la vida de sus calles, la luminosidad, las vistas…no sé, me quedé completamente cautivada. Si pasáis cerca, no os lo perdáis.

 

Fuimos a cenar a  Les Jardins de la Mer (Avenue Louis Tudesq,34140 Bouzigues. Telf +33 4 67 78 33 23) un restaurante buenísimo de un pueblito de pescadores, donde normalmente no llegan muchos turistas. Pedimos para compartir unos mejillones parecidos a los “tigre” que estaban buenísimos, tanto que tuvimos que duplicar la ración, ostras (a mi no me entusiasman pero los expertos se quedaron encantados, así que deben ser también muy buenas) y sopa de pescado típica, te traen trocitos de pan y queso para que mojes, me recordó a la de cebolla, estaba riquísima. De segundo mi pedí un lenguado, estaba perfecto; fresco y jugoso, en su punto.

El domingo, otra vez madrugamos y vimos fugazmente la Costa Azul, la verdad que me hubiera gustado tener más tiempo en algunos puntos, pero me hice una idea de todos los sitios donde paramos y sé donde volvería, donde no y qué me queda por conocer. La primera parada fue Marsella.

 

Dimos un paseo por el puerto, para mi gusto un poco gris, no sé, como un poco descuidado y luego fuimos a ver la famosa  Unidad de Habitación de Le Corbusier. Un edificio de viviendas de protección oficial de 1951 que fue una auténtica revolución. Aloja mini apartamentos, habitaciones tipo aparta-hotel, tiendas, guardería, salas de reuniones…es un edificio-ciudad que aglutina los 5 principios fundamentales del arquitecto suizo. Visita obligada para todos los interesados en la arquitectura del siglo XX.

 

Después fuimos a Cannes, allí dimos una vuelta por el paseo marítimo, estaba llenísimo porque había un festival de televisión, comimos en una terraza en primera línea, la terraza de McDonalds, si, el tiempo apretaba así que recargamos fuerzas y el resto lo tuvimos que ver en coche.

 

Nuestra siguiente parada fue Saint Paul du Vence, un pueblecito medieval perfectamente cuidado, tan cuidado que parecía que estábamos en un decorado (sigo pensando que los abuelitos que jugaban a la petanca en el parque estaban contratados para ambientar aún más el pueblo…)

 

Me gustó mucho, sobretodo porque no sabía que me iba a encontrar, dimos un paseo por sus empedradas calles, nos tomamos un creppe y fuimos a la Fundación Maeght, el “serendipity” del viaje. Un pequeño museo de arte contemporáneo enclavado en un sitio espectacular. Al llegar al parking ya se intuye que la fundación no es un museo al uso.  El edificio, una construcción del arquitecto español Josep Lluis Sert, se sitúa en el centro de una parcela aterrazada repleta de esculturas de Miró y zonas de estar para disfrutar de las piezas y las vistas. La colección no es menos interesante, con obras de autores como  Miró, Giacometti, Ives Klein, Burri o Calder y un largo etcétera. Es para quedarse allí un día entero tanto viendo sus obras como leyendo un libro en un banco, pero teníamos prisa así que nos lo recorrimos entero, nos sentamos 15 min para poder apreciarlo bien y pusimos rumbo a Niza.

Lo vimos rapidísimo, empezaba a caer el sol así que la mayor parte de nuestra visita fue en coche.

Recorrer la Costa Azul en coche es espectacular, tiene 3 opciones de carreteras conocidas como las Tres Cornisas, todas van bordeando la costa a distintas alturas de forma paralela. Nosotros fuimos por la de más abajo la Basse Corniche y la intermedia. Por la de abajo vas entrando en todos los pueblecitos, sin perder detalle pero hay más atasco y la intermedia te ofrece una vista a una altura perfecta para ver todo sin tener que pararte. El trayecto hasta Mónaco fue espectacular, estaba cayendo ya el sol y los colores del mar, los pueblos, la montañas…tenéis que ir a verlo.

 

Llegamos a Mónaco ya casi de noche, y dimos un par de vueltas por lo que es el circuito de Formula 1. No encontramos un hotel asequible así que seguimos hasta Mentón, un pueblito que está en la frontera con Italia, por ello cenamos en un italiano buenísimo. Mentón no me terminó de encantar, se notaba que es el típico pueblo de turistas y veraneantes, que en verano estará muy animado pero fuera de esas fechas se queda vacío, casi muerto. Dormimos en el hotel Royal Westmister, en el paseo marítimo, por fuera muy bonito, por dentro un poco deprimente, hotel francés con moqueta y antiguo.

 

Por la mañana dejamos ya la costa para poner rumbo a los Alpes. Paramos a comer en Turín e hicimos una visita fugaz en coche para seguir con nuestro viaje. El paisaje, cambió radicalmente, ahora estábamos en mitad de las montañas, de unas enormes montañas. El color azul del mar cambió al blanco de la nieve y el verde intenso de algunos prados, atravesamos el Mont Blanc y llegamos a Megève, donde nos estaban esperando en una casa maravillosa en mitad de la montaña, en mitad de una pista de esquí donde esquiamos al día siguiente.  También fuimos a esquiar a Chamonix, cogimos el forfait de los 3 valles, espectacular. Para los amantes del esquí creo que es un destino obligatorio, millones de pistas, millones de kilómetros pero sobretodo un paisaje inigualable, esquiar en el Mont Blanc es algo que hay que hacer alguna vez en la vida.

 

Un día nos fuimos de excursión a Annecy, un pueblito que sorprende mucho por estar lleno de con canales y que inevitablemente recuerda a Venecia. Muy cuidado, lleno de las mejores tiendas, de hecho, allí encontré el traje que me puse en la boda de mi hermana.

 

Nuestras vacaciones estaban llegando a su fin, así que pusimos rumbo de vuelta. Obviamente con alguna parada, esta vez fuimos a visitar a un amigo que vive en Lyon, comimos con él y nos hizo una visita guiada, otra vez en coche, por la ciudad.

 

Después carretera y manta, hasta llegar a Figueras donde pasamos la última noche del viaje. Elegimos este destino para ver el museo Dalí, pero al final no pudimos verlo. Pendiente para la próxima escapada.